La respuesta, se mire por donde se mire, es afirmativa.
Para ser entrenador personal es básico disponer de los conocimientos necesarios que respalden la actividad profesional que se practica, eso es inapelable.
¿Existe la necesidad real de tener titulación o se trata solo de una ventaja añadida si se dispone de ella?
Ser o no ser.
Deshagamos los nudos.
Pongámonos bajo diferentes focos y comprobemos que, por mucho que alteremos el orden de los factores, el resultado siempre será positivo: la formación como entrenador personal es la garantía para desarrollar una carrera en el mundo deportivo, ya sea con clientes profesionales o aficionados, activos o sedentarios, en una comunidad autónoma o en otra, dentro o fuera de nuestras fronteras.
¿Te acuerdas de aquello de que el saber no ocupa lugar? Pues la formación tampoco.
Formación y reputación van de la mano. Y la regulación legislativa de ámbito nacional sale a su encuentro ¡y ya son tres factores!
Actualmente no hay una ley nacional que regule las profesiones relacionadas con la práctica deportiva, pero se está en ello y ya iba siendo hora.
Algunas comunidades autónomas se han adelantado a la maquinaria nacional activando leyes propias para promover una formación deportiva de calidad que dé garantías tanto al profesional que imparte una disciplina, en este caso el entrenador personal, como a aquellos a los que va dirigida.
Una cosa es ser deportista, saber cuidarse y conocer el propio cuerpo para conseguir los retos que uno se proponga, otra muy diferente, hacerse cargo de la vida deportiva de otra persona de forma integral, es decir, incluyendo aspectos como su nutrición, sus capacidades y limitaciones a la hora de realizar actividades deportivas, e incluso su capacidad psicológica para afrontar retos y perseverar en el esfuerzo.
La intuición es una excelente compañera de viaje siempre que sea tu propia compañera de viaje y no la de tu cliente o alumno.
Otra de las poderosas razones para establecer una ley que regule las profesiones del deporte es evitar el intrusismo profesional. Por todas y cada una de las razones anteriormente expuestas y porque a nadie le gusta ponerse en manos de un impostor a quien ha de confiar su salud.
Por no hablar de la competencia desleal que supone asumir una categoría profesional que no se ha demostrado poseer, para la que no se ha recibido la formación necesaria y en la que no se ha invertido tiempo y esfuerzo personal y sin perder de vista, además, la inversión financiera que supone una buena formación deportiva.
Y nos queda el tercer factor, ese que comienzas a construir cuando inicias tu vida profesional como entrenador personal y te acompaña durante toda tu carrera: la reputación.
Ella es exclusiva, ella es diligente, ella es importante y lo sabe, por ello, ella siempre va por delante de ti, te precede y eso, si juegas bien tus cartas, es garantía de triunfo.
«Formación, reputación, legislación. «
Así, entre comas.
No son palabras solamente. Imagínatelas como esas brillantes bolas, del tamaño de una naranja mediana, que los malabaristas lanzan al aire, son conceptos intercambiables, son factores que pueden ser ordenados como desees, son los cimientos de tu futuro profesional como entrenador personal.
Y pese a formar un equipo intercambiable de factores, una vez que están en el aire, antes tienen que despegar e iniciar los primeros movimientos de su danza circular y para eso sí es necesario tener en cuenta cual es tu capacidad de intervención.
La legislación, ya lo hemos visto, está en marcha y depende de agentes externos.
La reputación, como hemos dejado claro, es el factor cuya construcción inicias en el primer escalón de tu vida profesional y ese capitulo aún no ha llegado.
¿Y la formación? Entramos en un capitulo aparte y éste, depende enteramente de ti.
La demanda de formación deportiva está directamente relacionada con la demanda de profesionales en el sector que, en el caso de entrenadores personales, es alta y va en aumento, un dulce reclamo para los golosos del deporte entre los que es conveniente distinguirse.
¿Cómo conseguir esa distinción, esa cualidad que diferencia a dos profesionales?
Porque ya hemos dejado atrás el intrusismo, ahora la competencia es entre iguales y, como suele ocurrir, al final solo puede quedar uno… uno para cada puesto que tampoco hay que ponerse trágicos.
¿Cómo prepararse mejor? ¿Qué formación es la de mayor calidad? ¿Cómo convertirse en el profesional cualificado, en el entrenador personal irresistible?
Sencillas preguntas para una sola respuesta tan simple como contundente: fórmate con los mejores y con los que mejores garantías te ofrezcan.
No te conformes con menos, no has llegado hasta aquí para elegir una formación mediocre o sin garantías de futuro cuando más falta te hagan.
Realizar cursos deportivos certificados por el registro europeo de profesionales del ejercicio, está en tu mano como una llave que te abrirá la puerta hacia un sólido y fructífero futuro profesional.
Elige bien y tu elección te distinguirá lo suficiente como para que las brillantes bolas que lances al aire te identifiquen solo a ti y ya no importe el orden de los factores porque los tendrás todos bajo control.