– ¿Realiza algún tipo de ejercicio regularmente?
Esa es una de las preguntas del millón y la respuesta más común tampoco tiene desperdicio:
– ¿A qué se refiere? Porque yo, moverme, me muevo mucho.
La confusión está servida.
¿Cómo vamos a saber si hacemos algún tipo de actividad física, ejercicio físico o deporte si no sabemos lo que cada una de esas actividades significa realmente? ¿O sí?
Vamos a verlo, en el fondo, tampoco es tan complicado, basta con sentarse un ratito a leer y aplicar el sentido común durante la lectura.
La actividad física es, como su propio nombre indica, cualquier tipo de actividad que implica movimiento corporal con el consiguiente gasto de energía asociado. Y esto viene a ser como el bolsazo de Mary Poppins porque, puestos a pensar un poco, desde que nos levantamos hasta que volvemos a dejar nuestro cuerpo en reposo, no paramos de realizar actividad física.
No es relevante el tipo de movimiento que desarrollemos, lo que define la actividad física es el movimiento que, además de andando, se puede demostrar dando una vuelta a la manzana para comprar el periódico, el pan o unos peces de colores. En los tres casos se estará llevando a cabo una actividad física.
Podríamos decir que la actividad física es multidisciplinar si ponemos el foco en que puede incluir cualquier movimiento corporal. Es verdad que en unos casos, e independientemente del gasto energético, será menos costoso que en otros, pero todas las actividades que involucren a nuestro sistema motor e impliquen un gasto de energía, son actividad física.
¿Ejemplo? Los que hagan falta, luego ya, para gustos, –parafraseando a la escritora Luz Mellado–, los bolsos.
Y hemos quedado que la actividad física es como el bolso de Mary Poppins, nada menos. Actividad física es limpiar el polvo, barrer, pasear cinco minutos al perro, darse una vuelta para mirar escaparates, levantarse y sentarse, cocinar, pasear por el lugar de trabajo hasta la fotocopiadora del segundo piso –cogiendo o no el ascensor–, poner la mesa, quitarla, hacer la cama…en fin.
Sin embargo, la pregunta inicial no se refería a este tipo de actividades, está hecha con intención. Ya no se trata de moverse mucho así, sin orden ni concierto. Ahora hay que planificar.
Si vamos a realizar ejercicio, el bolso de Mary Poppins no nos sirve, debemos fijarnos más en un maletín clásico de observación de la naturaleza, por ejemplo, donde los bártulos van a estar organizados, la jornada en la que se van a utilizar, planificada, y las rutinas de observación serán repetitivas.
Eso es precisamente el ejercicio, una actividad planificada, estructurada y repetitiva que busca un objetivo claro como meta y que, sin embargo, puede ser variable y esa es su chispa. En fin, un clásico, que ya sabemos que hay muchos caminos que conducen a Roma, el caso es ponerse en marcha y tener claro que lo prioritario es pasearse por el Coliseum.
El ejercicio físico aglutina cinco ingredientes iniciales: diseño, planificación, rutina, durabilidad y objetivo. Dependiendo del objetivo que finalmente se desee alcanzar y del tiempo que se quiera invertir en conseguirlo –ya sea a corto, medio o largo plazo– se establecerá un diseño personalizado para poder avanzar por el camino que a cada uno lo conduzca a su Roma particular.
Planificación y rutina, por más que se empeñen en tener una acepción gris con cadencia de tarde de lluvia y enclaustramiento, en realidad son oportunidades creativas para sacar el máximo rendimiento a la planificación que se ha diseñado. Los recorridos pueden variar, del mismo modo que los tiempos para realizar el ejercicio físico, la planificación puede ser diseñada con rutinas intercambiables que hagan más diferentes los entrenamientos que acaben conduciendo a la meta.
Es lo que tiene una buena planificación que no está sujeta a normas específicas e inmutables.
Correr, entrenar en el gimnasio, montar en bicicleta, nadar, fitness, bailar, etc. Los ejemplos de diferentes ejercicios físicos son muchísimos y, además, en ocasiones, se conjugan entre sí para dar más color a ese ejercicio que nos ayuda a sentirnos mejor física y mentalmente como es el caso de: zumba, sh´bam, afroaerobic, etc
Y llegamos a la tercera actividad a la que nos referíamos al inicio.
Con el deporte hemos topado.
Aquí el salto cualitativo sí es destacable y la confusión baja a mínimos.
Ante la pregunta ¿Realiza algún tipo de deporte? La respuesta deja muy poco hueco para la duda, la imaginación o la digresión.
Practicar deporte implica competir, y esa característica esencial es la que marca la diferencia porque competir implica tanto la existencia de una normativa como el sometimiento a ella.
Es cierto que las competiciones son tan variadas como los intereses de los competidores que las llevan a cabo. Nadie duda de que no es lo mismo la liguilla entre colegas que un torneo del gran slam o un derby o una competición de halterofilia. Y, sin embargo, las personas que practican actividades de ese tipo, independientemente de su contexto, todas ellas, practican deporte.
Demostrado, realizas actividad física de forma inconsciente a diario, eso es un hecho. Y, como probablemente, te sabe a poco, quieres tomar más conciencia de tu desarrollo y bienestar físico y emocional.
Entonces empieza el baile y te pones manos a la obra y buscas profesionales que te ayuden a diseñar y planificar una rutina de ejercicio personal o te planteas comenzar un curso deportivo para ser tú quien diseñe la planificación y te marcas objetivos ya sea por el puro placer de hacer ejercicio o con el gusanillo de la competición que conlleva asumir las normas de la práctica deportiva.