Aunque los objetivos que persigue cada entrenador suelen ser similares, ya sea mejorar la salud o incrementar el rendimiento deportivo de sus deportistas; los métodos y el enfoque utilizados pueden llegar a ser muy diferentes en cada sistema de entrenamiento.
Cada entrenador tiene su propia metodología. Por eso, desde el Instituto de Ciencias de la Salud y la Actividad Física, se analiza en este artículo una metodología que puede ser de gran interés para la mayoría de entrenadores, profesionales y aficionados al deporte.
¿De qué trata esta metodología?
Esta metodología consiste en la determinación de un sistema de entrenamientocompletamente adaptado e individualizado a la persona o el deportista en cuestión. Entre sus objetivos, no sólo se persigue mejorar la salud, el rendimiento deportivo o la condición física del sujeto, sino también trata de desarrollar las capacidades biomecánicas adecuadas con el fin de evitar lesiones, lograr un adecuado control postural y prevenir problemas de salud derivados de un sistema locomotor descompensado. Sin duda, para los deportistas que practican una determinada disciplina deportiva, este método de entrenamiento mejora en gran medida el rendimiento deportivo y permite mantenerlo a un largo del tiempo de la carrera deportiva.
Para alcanzar estos objetivos, se evalúan numerosos aspectos de la condición física y la composición corporal. Tratar de mejorar todos aquellos aspectos que, por entrenamientos mal realizados, condiciones laborales determinadas u otros factores, están deteriorados.
¿Qué aspectos se tienen en cuenta para diseñar el sistema de entrenamiento?
Los aspectos fundamentales para una metodología de entrenamiento eficaz son:
1. Determinación del BIOTIPO o perfil somático de la persona.
2. Evaluación postural en dinámica y estática.
3. Análisis de la Amplitud de Movimiento y estrategias para mejorarla.
4. Proporcionar estabilidad a la zona media (tronco).
5. Desarrollo de los músculos estabilizadores que conectan al tronco con el tren inferior y superior.
6. Periodización del entrenamiento a corto, medio y largo plazo. Determinación de los objetivos de cada periodo de entrenamiento.
7. Seguimiento constante del progreso del sujeto y ajustes periódicos de los programas de entrenamiento.
A continuación, se analizan cada uno de estos factores para su implementación.
1. Determinación de BIOTIPO.
La estructura, la morfología y la tendencia fisiológica de una persona influyen en su capacidad para mejorar en ciertas disciplinas. Pero también puede ocurrir todo lo contrario, pues el biotipo puede dificultar el progreso de un deportista. En ocasiones, podría ser la causa de que algunos sujetos tengan complicaciones a la hora de modificar su composición corporal y por extensión, su condición física.
Analizar y determinar el biotipo de la persona es un aspecto esencial para plantear objetivos realistas y adecuar el entrenamiento a los mismos.
2. Evaluación postural en dinámica y estática.
La evaluación postural tanto de forma estática como dinámica, nos permite identificar aquellos posibles desequilibrios y malas posturas de la persona para enfocar el entrenamiento hacia la mejora y compensación de éstas. El objetivo es alejar a la persona de posibles molestias, dolores y lesiones que limiten su rendimiento y/o salud.
3. Análisis de la Amplitud de Movimiento y estrategias para mejorarla.
La amplitud de movimiento es un pilar muy importante en la mayoría de deportes e incluso en actividades cotidianas. Una amplitud de movimiento óptima no solo hace que mejores tu rendimiento deportivo, sino que también te ayuda a prevenir lesiones. Esta capacidad conviene entrenarla y mantenerla una vez optimizada para realizar entrenamientos efectivos y seguros.
4 y 5. Proporcionar estabilidad a la zona media (abdomen y lumbares) a través de ejercicios y desarrollar los músculos estabilizadores que conectan al tronco con el tren inferior y superior.
Un correcto desarrollo de los músculos estabilizadores tiene muchas ventajas para la salud y el rendimiento deportivo. Estos músculos tienen como función principal estabilizar los núcleos articulares. Por tanto, ayudan a mantener una buena postura, sobre todo cuando en los entrenamientos se introducen cargas, se realizan movimientos explosivos o de una intensidad elevada. Trabajar de forma efectiva la musculatura estabilizadora nos aleja de las lesiones causadas por movimientos descontrolados, o por no tener capacidad para soportar de forma segura las cargas que usamos en los entrenamientos.
6. Periodización del entrenamiento a corto, medio y largo plazo. Determinación de los objetivos de cada periodo de entrenamiento.
Tener organizado y estructurado de forma inteligente el entrenamiento nos ayuda a conseguir nuestros objetivos de forma más rápida y eficiente. Es por ello que la elaboración de una estrategia que consista en organizar nuestro entrenamiento a corto (días), medio (semanas y meses) y largo (años) plazo puede resultar de gran interés y efectividad. Dicha periodización ayuda a focalizar nuestros esfuerzos en la dirección acertada al tener más claros los objetivos en cada etapa.
7. Seguimiento constante del progreso del sujeto y ajustes periódicos de los programas de entrenamiento.
Es obvio que tras haber considerado cada uno de los aspectos anteriores para diseñar el plan más ajustado posible a nuestras necesidades y objetivos, no sería realista esperar que todo nos funcionara a la perfección. Es imposible controlar todos los factores relacionados con nuestro progreso. Por eso, el último pilar de esta metodología consiste en realizar un seguimiento de forma periódica para comprobar (de forma medible), si nos estamos acercando a los objetivos fijados, o no. En caso negativo, hay que realizar los ajustes oportunos para perfeccionar la estrategia y ahora sí, conseguir las metas marcadas.
Por último, hay que destacar que esta metodología de entrenamiento tiene en cuenta, no solo aspectos anatómicos, biomecánicos o fisiológicos, sino también trata de educar y reforzar el componente psicológico del individuo. El objetivo es mantener la motivación al evidenciar el progreso y la evolución positiva del rendimiento y/o condición física del deportista.