Historia de los esteroides en el deporte y culturismo

Contrariamente a lo que se cree, el uso de esteroides en el deporte no comenzó en 1988 con Ben Jonson, son el resultado de más de un siglo de investigaciones sobre el control hormonal. Los primeros investigadores no intentaban mejorar el rendimiento deportivo, sino encontrar la fuente de la eterna juventud.

En 1889, el Doctor Brown-Seuard desarrolló un extracto derivado de los testículos de perro. Tras inyectarse él mismo la sustancia notó un efecto rejuvenecedor, sobre todo en el impulso sexual. Sus colegas nunca le tomaron en serio y murió cinco años después.

A principios del s. XX, otros estudios dieron un paso más y comenzaron a realizar trasplantes de testículos de mono en humanos. Aunque se produjo un efecto vigorizante temporal, no se aumentaba la esperanza de vida y el único efecto secundario importante era que se transmitía a los trasplantados la sífilis de los monos.

El primer descubrimiento destacable sobre los esteroides anabólicos ocurrió a mediados de los años 30, cuando el farmacólogo alemán, Dr. Laqueur, aisló cristales de los testículos de los toros. Los químicos alemanes llamaron a la sustancia testosterona. Poco después, unos expertos suizos consiguieron sintetizar la testosterona y otros derivados del colesterol muy relacionados.

Las investigaciones que se llevaron a cabo en la siguiente década indicaron que este producto sintetizado, que pertenecía a una clase de fármacos llamados esteroides, producía efectos anabólicos, como aumentar el tamaño y la fuerza musculares. No se tardó en relacionar los términos “anabólico” y “esteroide” y comenzó una nueva era en la farmacología.

A finales de los años 30 y principios de los 40, los expertos vieron que se podrían utilizar los esteroides en el deporte. Después de todo, cualquier fármaco que aumente el tamaño y la fuerza muscular a la vez que disminuya los niveles de grasa, tiene gran aplicación en muchas actividades deportivas. Cuando esta noticia se extendió por la comunidad deportiva no tardaron en aparecer jeringas y frascos en los vestuarios.

Indicar el momento exacto en que se introdujeron los esteroides  en el deporte es difícil porque la mayoría de los atletas ya no están entre nosotros. Además, debido a las duras situaciones a las que se enfrentan los atletas modernos que no superan los análisis contra los fármacos, es dudoso que alguien de los años 30 y 40 admita su uso. También tenemos que tener en cuenta que los esteroides en el deporte no se prohibieron de un día para otro, sino tras varias décadas. Es probable que muchos atletas utilizasen algún tipo de esteroide o derivado de la testosterona sin ni siquiera saberlo. El primer caso documentado de uso de estas sustancias fue en 1931 cuando cuatro atletas suecos admitieron utilizar un producto llamado Rejuven. Éste era un fármaco alemán que contenía testosterona, aunque en pequeñas dosis.

Uno de los investigadores más importantes de los esteroides en el deporte durante los años 50 fue el Dr. John Ziegler en 1954, mientras acompañaba al equipo de levantamiento de pesos de Estados Unidos a Viena, Ziegler oyó rumores de que los atletas soviéticos utilizaban derivados de testosterona para incentivar su rendimiento. Y no se trataba sólo de hombres porque muchas mujeres mostraban un grado de masculinización que sólo era atribuible a estas sustancias.

Al ver el efecto de los fármacos en los soviéticos, Ziegler volvió a Estados Unidos y comenzó su investigación.

Los trabajos del Dr. Ziegler alcanzaron su punto álgido en 1959, cuando comenzó a examinar la influencia del dianabol en los levantadores de California. La satisfacción de Ziegler por los resultados obtenidos se desvaneció rápidamente al descubrir que algunas de las personas de su estudio tomaban veinte veces más de la dosis recomendada.

El primer caso demostrado de uso de esteroides anabólicos entre los culturistas es el del ex Mr. Universo, Bill Pearl. En una entrevista con la revista Muscle &Fitness en junio de 1987, Pearl afirmó que el Dr. Arthur Jones (inventor de la máquinas Nautilus) incentivó su curiosidad sobre estas sustancias en 1958. el Dr. Jones habló a Pearl de “secreto químico” que los soviéticos estaban usando. Después de que un veterinario le informara de los efectos del esteroide Nilivar sobre el ganado, Pearl decidió saciar su curiosidad en un periodo de prueba de tres meses le proporcionó un aumento de once kilos de masa muscular además de un importante incremento de fuerza.

En los años 60 y 70 el uso de esteroides en el deporte entre los atletas creció de forma alarmante. La situación llegó al punto que se creía que prácticamente todos los participantes de una competición utilizaban uno o más esteroides anabólicos. Las pruebas de tal hecho comenzaron a aparecer en los 80, cuando muchas de las estrellas admitieron el consumo durante su carrera deportiva. Entre estos atletas estaban: Arnold Scharzenegger, Mike Matarazzo, Larry Scot, Mike Mentzer y Tom Platz.

 

Perspectiva del uso de esteroides en el deporte:

Uno de los grandes debates del entrenamiento moderno es como lograr mantener altos niveles de rendimiento en condiciones que plantean un desafío a las leyes biológicas que regulan el organismo y fundamentalmente su homeostasis.

Algunos indicadores de la carga que soportan los deportistas de alto rendimiento:

Deporte

Volumen anual de entrenamiento Horas de entrenamiento anual Días Sesiones Competiciones

Ciclismo de ruta

40000 km.

1700

340

550

+/- 40

Natación

3400 km.

1300

320

600

+/- 15

Maratón

5000 km.

700

340

500

+/- 8

Fútbol

230 km.

600

230

270

+/- 80

Rugby

300 km.

700

250

300

+/- 60

Remo

1300 km.

1000

320

550

+/- 40

 

Resulta obvio que para soportar semejantes magnitudes de esfuerzo y para asimilarlas se debe recurrir a estructuras de entrenamiento absolutamente científicas, pero aun así no deja de ser una sobrecarga que muchas veces se paga un precio con la salud o alteraciones de segundo orden. Analizando estos indicadores y relacionándolos con las magnitudes de las intensidades de esfuerzo se puede comprobar claramente que los tiempos de recuperación y sobrecompensación se han reducido dramáticamente.

Realizando un análisis de los parámetros de entrenamiento y competiciones se hace notable que no sólo se recurre a medios ortodoxos en la preparación de atletas de élite, sino que muchos de los logros de los atletas de la actualidad se deben en gran parte a la utilización de recursos heterodoxos. Entre estos recursos heterodoxos se incluyen como uno entre tantos otros (esto es muy importante destacarlo) a las sustancias dopantes.

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¿Tiene sentido usar sustancias dopantes?

Resulta muy importante destacar que las sustancias dopantes tienen algún tipo de efecto, siempre y cuando se complemente con un entrenamiento sistematizado durante todo el año, esto que resulta una reflexión casi obvia se plantea porque en muchas ocasiones los atletas que pretenden recuperar su nivel o lograr un estado de forma deportiva en cortos periodos de tiempo y no alcanzan a comprender que el tiempo invertido en entrenamiento es el camino más seguro para el logro de altos niveles de rendimiento.

La única manera de utilizar las sustancias dopantes con “algo” de lógica es cuando se pretende romper la igualdad competitiva, es decir, ante una situación de paridad se trata de obtener un plus de rendimiento que permite obtener el éxito competitivo.

La no comprensión de esto lleva a entrenadores inexpertos y carentes de formación a recomendar a atletas de pobre nivel a recurrir a sustancias dopantes extremadamente fuertes sin considerar los riesgos a medio y largo plazo. Sin lugar a dudas, muchos inconvenientes que suceden en la comunidad deportiva es a causa de la mala utilización de las sustancias dopantes o por la ignorancia acerca de los riesgos y las medidas de seguridad sobre la cual se utilizan estas sustancias. No obstante,  todo este bagaje de conocimiento no está al alcance de todos, este curso pretende ser aunque sea en parte, un canal de divulgación de esta información.

 

El Instituto ISAF no intenta que este artículo prescribir ni fomentar el uso de ninguna sustancia prohibida. Solo se pretende informar sobre la realidad, para educar al profesional de la actividad física y la salud sobre los riesgos y peligros que corre con el uso de fármacos. Y queda bajo responsabilidad del lector el uso que éste pueda hacer de la información aquí recogida.

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