Beneficios de las actividades acuáticas para niños y mayores

A nadie se le escapa que son varios, de la misma manera que a nadie se le escapa que si, en primera instancia, prescindimos del manido “saludable” y dejamos de lado lo políticamente correcto y la teoría, nos queda lo más importante de todo: la diversión.

El primer, el principal beneficio, y también el primer atractivo, de realizar actividades acuáticas para niños y mayores es que es divertido y esa es la auténtica baza porque es la baza de la conquista.

Realizar actividades acuáticas es muy divertido.

La levedad del peso, la mezcla de ralentización y velocidad en los movimientos, dependiendo de si remamos a favor o en contra y los saltos y chapoteos, son factores que juegan a favor y generan bienestar, placer y alegría.

El agua es juguetona, es evidente, y las actividades deportivas que se desarrollan en el agua, son mucho más gratificantes y divertidas que las que se practican sobre tierra firme donde nos encontramos con una, tan eficaz como inapelable, ley de la gravedad en todo su esplendor.

Lo dicho, la baza de la conquista. Jugar, movernos, flotar aplicando la ley del mínimo esfuerzo o, al menos tener la sensación de que el esfuerzo que se realiza es mucho menor del que tenemos que poner en juego en tierra.

Conquistados.

El agua nos rodea de una forma especial, haciendo que nuestra actividad física parezca mucho menos intensa, más liviana y, también, proporcionándonos un entorno acogedor y protector en el que movernos con más seguridad que si lo hiciéramos al aire libre.

¿Tendrá algo que ver la sensación de placidez que proporciona un entorno acuático con el líquido amniótico?…desde luego no es una idea descabellada, no se puede pasar por alto que los primeros nueve meses de nuestra vida los pasamos en el reconfortante, protector y acuático útero materno.

Quizá por ello, las actividades acuáticas son las favoritas de los niños. En un entorno lúdico vuelven a flotar sin más obligación que la de jugar.

Niños y niñas se meten en la piscina dispuestos a jugar importándoles muy poco, –para ser sinceros no les importa lo más mínimo–, si están mejorando su psicomotricidad; su actividad cardiovascular; su seguridad, confianza y afectividad; la construcción de su inteligencia; el compañerismo…No, nada de eso es relevante para ellos, eso son cosas de mayores.

Esas pequeñas personitas se han zambullido y ahora toca sencillamente jugar.

Atendiendo a ese “profe” tan divertido que es en realidad un profesional específicamente formado para que ellos se lo pasen bomba mientras desarrollan múltiples capacidades.

 

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¿Con los mayores pasa lo mismo?

Pues no exactamente pero casi, casi ¿o es que te perdiste Cocoon?

Cuando un profesional formado en actividades acuáticas enfoca su vida laboral hacia la hidrogimnasia, acuafitness o gimnasia acuática para mayores, tiene claro que el juego es parte sustancial del asunto.

Las personas mayores encuentran en las actividades acuáticas el remedio paliativo más eficaz y efectivo para los que suelen ser sus problemas de salud más comunes: los procesos degenerativos propios de la edad como pueden ser los dolores articulares, la falta de tono muscular o las afecciones cardiovasculares y respiratorias.

El ejercicio físico que, a lo largo de todo el proceso vital, es una pieza clave para tener una vida activa y autónoma, se torna imprescindible durante el tiempo de madurez y vejez. Las personas mayores activas físicamente, además beneficiarse fisiológicamente de esa actividad, mantienen un nivel de autonomía muy aceptable lo que ayuda a mejorar la autoestima y el bienestar mental.

Las actividades acuáticas específicas para los mayores no pierden ni un ápice de ese carácter lúdico que proporciona el movimiento acuático.

Ellos y ellas pueden moverse en el agua con mucho menos esfuerzo para sus gastadas articulaciones o su frágiles huesos que, con un tejido óseo batiéndose en retirada y sin suplentes fabricantes de calcio a mano, se vuelven más vulnerables a posibles fracturas.

El agua es su protectora como lo es también de la masa muscular, de su composición y de su tono. Que los procesos biológicos hagan su trabajo no significa que haya que sentarse a ver cómo el cuerpo pierde aptitudes y cualidades. Ya no.

El agua es el medio idóneo para que las personas mayores mejoren su actividad cardiovascular, respiratoria y locomotora. Además, llevar a cabo actividades acuáticas mejora el sistema nervioso y con ello la capacidad del equilibrio y aumenta la memoria y, claro, si uno siente esas mejoras, se siente mejor y su autoestima sube y sus relaciones sociales mejoran y, como pasaba en Cocoon –y no es spoiler– no quiere salir de la piscina.

Ser capaz de ofrecer a los más pequeños y a los veteranos una serie de actividades que contribuyan al desarrollo, la consolidación y la prolongación de su vida activa proporcionándoles diversión, crecimiento personal y bienestar físico, es casi un privilegio que merece estar respaldado por la mejor formación posible.

Ser Técnico Especialista en Actividades Acuáticas Terapéuticas y Monitor de Natación  y/o Máster en Actividades Acuáticas, son cursos deportivos que ofrecen la seguridad de adquirir una formación deportiva muy por encima de la media.

A veces la diversión de los otros hay que tomársela muy en serio, sobre todo, si va íntimamente ligada a su bienestar físico y mental.

Pocos premios son más alentadores que la recompensa de una sonrisa mellada de cuatro años o un “qué bien me encuentro” de ochenta y tantos…y en ambos casos, sin querer salir de la piscina.

 

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